En función de la frecuencia utilizada se consigue calentar diferentes capas de la dermis. La radiofrecuencia produce un efecto inmediato en el que se retrae el colágeno y tras varias sesiones se logra la reestructuración del colágeno profundo y la formación de nuevas fibras. Gracias a ello, se consigue una mayor elasticidad de los tejidos y una piel más tersa.
Los efectos de la radiofrecuencia se logran a partir de un mes de tratamiento, aunque esto depende del estado del colágeno de cada persona. Suelen requerirse entre cuatro y diez sesiones. Tras cada sesión la piel puede presentar enrojecimiento, pero dura muy poco tiempo. Se trata de un tratamiento muy seguro, mínimamente invasivo. No obstante, está contraindicado en mujeres embarazadas y durante la lactancia o en personas con cardiopatías, alteraciones en la coagulación, enfermedades neuromusculares, obesidad mórbida o personas con marcapasos o prótesis metálicas.
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